"Una sociedad presentista como la nuestra, una sociedad de selfie y sin sentido histórico, engendra sus propios monstruos. Es cierto que sociedades altamente civilizadas pueden en poco tiempo caer en la barbarie. Se vio en los años treinta del siglo pasado. Y es curioso que ideas como la eugenesia circulasen entonces, a semejanza de algunos postulados de la tecnonaturaleza que reduce los conflictos de la persona a un tratamiento con analgésicos. El posthumanismo es una tecnoutopía y, como todas las utopías, va a acabar mal. Digo eso y a la vez defiendo las fuerzas positivas en casi cada campo tecnológico, desde la medicina a la nueva agricultura, del big data a la información inagotable que proporciona Internet. El problema es de responsabilidades y de calado moral, porque en Internet uno puede leer el New York Times o entrar en una red de pederastia, del mismo modo que la nueva medicina seguramente acabará con el cáncer, pero también podría formular principios eutanásicos. Al mismo tiempo, somos una sociedad inconexa que quiere goces inmediatos, la desconexión del individualismo sin persona ni comunidad. Nada que no tuviera previsto Tocqueville"
(Peyró, Ignacio: "La vista desde aquí. Una conversación con Valentí Puig", Elba, Barcelona, 2017, pág. 180)
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