Es en el olvido del ser en el que Carlos Cardona sustenta el malestar del hombre. Su acto de voluntad consiste, desde hace siglos, en configurar un habitáculo demasiado estrecho e insalubre a fuer de construirse el más confortable de los palacios.
"Perdido el ser, la filosofía ha tenido que dejar sitio a la ciencia de la cantidad, a la medición, a la toma de medidas con vistas al dominio de la naturaleza (incluido el hombre)".
(CARDONA, Carlos, "Aforismos", Rialp, Madrid, 1999; pág. 65)
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