[Epitafio escueto y enigmático que reza en la tumba de Borges, en Ginebra.
Por nuestra parte, este será el espacio para la poesía y el pensamiento, como la manifestación de la sorpresa que nos asalta por el hecho de vivir. Invitación al sosiego espiritual, después de todo.]
No debes temer a los miedos de la noche, ni a la flecha que vuela por el día, ni a la peste que vaga en las tinieblas, ni al contagio que arrecia a mediodía. Caerán mil a tu lado, diez mil a tu derecha; pero nada podrá afectarte(...). No te ocurrirá nada malo, ni plaga alguna alcanzará tu tienda. Porque dará orden a sus ángeles de proteger todos tus pasos: en sus manos te tomarán para que tu pie no tropiece con ninguna piedra.
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NINGÚN MIEDO
No debes temer a los miedos de la noche,
ni a la flecha que vuela por el día,
ni a la peste que vaga en las tinieblas,
ni al contagio que arrecia a mediodía.
Caerán mil a tu lado,
diez mil a tu derecha;
pero nada podrá afectarte(...).
No te ocurrirá nada malo,
ni plaga alguna alcanzará tu tienda.
Porque dará orden a sus ángeles
de proteger todos tus pasos:
en sus manos te tomarán
para que tu pie no tropiece con ninguna piedra.
(de De noche junto al río, de Valentino Salvodi).
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