lunes, 24 de noviembre de 2008


RUTINA

Está hecha de objetos, del polvo acumulado durante horas y días hasta ocultar nuestros gestos con su fina capa de desidia. Me construye y me deshace. Es el designio del tiempo, agazapada bajo una falsa seguridad traidora. Sus otros nombres son "conformidad" y "abulia", como cuando se viaja dentro de un vagón sin sentir la inercia del trayecto. Como cuando nos reconocemos —de un modo misterioso— en el apacible y somnoliento acomodo que practican, indolentes, los gatos.






jueves, 13 de noviembre de 2008


FRASES HECHAS
(para ser escritas con desgarro, una a una y a diario, frente a la casa de la amada)

En mala hora hallé unos ojos, brasas.
No aplaco desde entonces el tormento.
No veo de olvidarte el momento.
No me libro del fuego que me abrasa.

En ti vivo. Olvido hacerlo en casa.
Hasta el cielo se alza mi contento.
Habitas con holgura el pensamiento.
Eres condena eterna y sin tasa.

Los minutos son horas. Desespero.
Las horas días son si tu alimento.
Preso estoy de ti. Tú, mi carcelero.

Ardo por no poder beber tu aliento.
Ajeno tu vivir a mi avispero.
Duele este querer. Lo juro. No miento.

Soneto concebido como un juego e inspirado por sucesivas pintadas que he ido encontrando y que, en la misma esquina, daban fe, una vez tras otra, de la obsesión de un amante gravemente dolorido, como suelen ser todos los amantes dignos de tal nombre



sábado, 8 de noviembre de 2008


IN MEMORIAM
(A. G. P.)

A ser padre no se enseña, y creo que uno no toma verdadera conciencia de ser hijo sino cuando ya es un poco tarde. Por paradójico que parezca, yo me siento más hijo y más nieto hoy que nunca. Justo en el momento de cruzar el ecuador de la existencia —Nel mezzo del cammin di nostra vita, como escribió el clásico— comienzan a abundar los recuerdos; sólo cuando uno cuenta con una edad más que suficiente como para considerarse un padre ya maduro, sólo entonces —es decir, en este preciso momento— se me agranda la figura paterna como se le agrandaba a mi padre la figura de mi abuelo, y recuerdo que me lo decía, y yo como niño no alcanzaba a comprender del todo el sentido de aquellos elogios.
Con cuánta celeridad transcurre nuestro tiempo y, lo que resulta aún más enigmático, con qué exactitud nos modela según los antojos del ineludible destino. No me puedo creer que hoy esté aquí, recordándole, mirando, como casi seguro que él siempre hacía, en dirección a una ausencia. La suya. La de tantos otros antes que él.

Nada o muy poco sé de mis mayores
portugueses, los Borges: vaga gente
que prosigue en mi carne, oscuramente,
sus hábitos, rigores y temores.

Contemplo el hueco del que un día formaré parte y te veo ahí, el más cercano de toda una infinita sucesión de cuerpos e inquietudes, de esfuerzos claudicantes o felizmente recompensados.

Tenues como si nunca hubieran sido
y ajenos a los trámites del arte,
indescifrablemente forman parte
del tiempo, de la tierra y del olvido.

Dime si no es la mayor de las extrañezas esta de traerte aquí, ante la página en blanco, no olvidado todavía, otorgándote —si es que a mí me corresponde tan alto designio— alguna otra forma de precaria eternidad.

m m m

I´m Still Here
You haven´t looked at me that way in years
You dreamed me up and left me here
How long was I dreaming for
What was it you wanted me for
You haven´t looked at me that way in years
Your watch has stopped and the pond is clear
Someone turn the lights on
I´ll love you til all time is gone
You haven´t looked at me that way in years
But I´m still here

(ALICE ww Tom Waits w Kathleen Brennan)






viernes, 7 de noviembre de 2008

ÚNICO VIAJE

Todos los viajes los reduje a un único viaje. Trazo exclusivo, convencional. Con él uno dos puntos que distan entre sí lo suficiente para hacer un autorretrato plano, sin matices, demasiado pequeño. 
Pocas cosas conmueven tanto como llegar al destino, sentarse en el centro del minúsculo patio abierto y levantar la vista para observar el fuselaje plateado de los aviones dorándose por el sol —cual si fueran ángeles—, allá en lo alto, surcando el cielo limpio en dirección a cualquier punto misterioso del planeta.
Por mi parte, he estado siempre regresando al oeste, con el sol declinando por delante del parabrisas, engastado rubí cuyos destellos son una lección sin retórica, un ejemplo de reiterada mansedumbre.