jueves, 23 de abril de 2009


HAIKUS


Se da una tregua
el dolor esta noche:
sale la luna.

No tiene nombre,
y cerrando los ojos
se hace visible.

Suerte del olmo
que se eleva en la tarde.
¿Sueña u olvida?

Chicas que pasan.
¿Por qué me hieren siempre
tan breves sombras?

Garbosos muslos
y el vuelo de una falda.
Esa luz súbita.

Fotografía de Josef Sudek

miércoles, 8 de abril de 2009

sábado, 4 de abril de 2009


AFICIÓN PLEBEYA


Se regresa con cierta frecuencia a amores de otros tiempos. Viejos amores que se creía olvidados y cuya nostalgia nos da la medida de lo que todavía significan para nosotros, y a los que hemos ido envolviendo con una bruma que oculta por igual sus contornos y nuestra vergüenza. Porque lo cierto es que algo de pudor nos da, a estas alturas, tenerle que reconocer alguna virtud a aquel amor de entonces, a aquella pasión del rock, tan sujeto a las modas —él mismo una eterna y gastada moda—, tan dependiente de gustos casi infantiles. Ir a su alcance sería algo así como desempolvar nuestras viejas armas de seducción —si es que alguna vez contamos con ellas— con la aviesa intención de volver a ganarnos los favores de una jovencita que, a juzgar por su aspecto, se diría que aún juega con muñecas. Incluso es una molestia tener que admitir que lo que nos gusta de ese amor son sus gestos desairados, los abrazos a destiempo —y, por eso mismo, desconcertantes—, los besos con sabor a humo y a una rebeldía que, de tan lejana, parece que no fue nunca nuestra.
Afición plebeya, en suma, casi bárbara, instintiva, que confirmaría nuestra humilde cuna, así como lo precario de la educación recibida. Al contrario que a Florence, la refinada protagonista de "Chesil Beach", a la que incomodaban el simple cuatro por cuatro y el monótono repiqueteo de la batería cuando ya existe una guitarra rítmica o un piano, a nosotros nos continúa subyugando el delirio de este amor —en el fondo, triste— al que visitamos cuando nos apetece, repleto de reproches y de dulzura torpe, y al que juramos no regresar nunca más, por el bien de nuestra maltrecha y casi inexistente reputación. 

(Repertorio para ver y escuchar con el volumen bien alto:
-Use Somebody, de "Kings of Leon":  entrar aquí.
-Personal Jesus, del grupo madrileño "Pull"; insuperable versión del tema de "Depeche Mode", con un vídeo extraordinario que remata con la sensual ingenuidad de unas maravillosas pin-ups de los cincuenta).