viernes, 21 de febrero de 2014

ARDIENTE SECRETO





"Sólo después, muchos años después, reconoció en aquellas mudas lágrimas un voto de la mujer que envejecía, que desde aquel momento no quería pertenecer a nadie más que a él, a su hijo, una renuncia a la aventura, una despedida de todos los deseos propios. No supo que también le daba las gracias por haberla librado de una aventura estéril, y que con aquel abrazo le transmitía, como una herencia, la carga agridulce del amor para su vida futura. Todo esto el niño de entonces no lo comprendió, pero sintió la dicha de ser tan amado, y que con aquel amor ya estaba inmerso en el gran misterio del mundo".

"Ardiente secreto", Stefan Zweig, El Acantilado, 2011



Acabar de leer una novela redonda mientras "se hace tiempo" en el frío del parque escuchando el griterío de la infancia aún no perdida...


viernes, 14 de febrero de 2014

CUATRO AFORISMOS AMOROSOS





Lo que a priori desea un hombre de una mujer es tan poca cosa que le cabe de sobra en ambas manos.


Del amor se recuerda para siempre aquella cercanía y este perfume que aún perdura.


El deseo en el hombre es de trago largo y sin paladear. En la mujer, de exquisita degustación. 


El hombre se enamora a primer golpe de vista. La mujer, a primer golpe de oído.



sábado, 8 de febrero de 2014

OPINIONES



«Tratadas en el reino de la arbitrariedad,
las opiniones tienden a convertirse
en obstinaciones»
("Tantos tontos tópicos", Aurelio Arteta,
Ariel, 2012)

No me parece que el empecinamiento en determinadas posiciones tenga más que ver con la ignorancia o el carácter acérrimo del opinador que con el no sé si definitivo naufragio de la razón como baluarte necesario en cualquier indagación que merezca la pena. Los oídos han terminado por acostumbrarse a la música de esa adulación que consiste en repetir que cada uno es lo importante —lo único importante— por lo que tiene de singular e irrepetible. Cada uno, en el centro de su propio acontecer, que no es otra cosa que su interioridad intransferible. De ahí el protagonismo exclusivo de los sentimientos y del íntimo parecer, cambiante a gusto de quien lo ostenta, y peligroso por su naturaleza domesticable y la fácil apariencia de verdad con fundamento.