viernes, 7 de noviembre de 2008

ÚNICO VIAJE

Todos los viajes los reduje a un único viaje. Trazo exclusivo, convencional. Con él uno dos puntos que distan entre sí lo suficiente para hacer un autorretrato plano, sin matices, demasiado pequeño. 
Pocas cosas conmueven tanto como llegar al destino, sentarse en el centro del minúsculo patio abierto y levantar la vista para observar el fuselaje plateado de los aviones dorándose por el sol —cual si fueran ángeles—, allá en lo alto, surcando el cielo limpio en dirección a cualquier punto misterioso del planeta.
Por mi parte, he estado siempre regresando al oeste, con el sol declinando por delante del parabrisas, engastado rubí cuyos destellos son una lección sin retórica, un ejemplo de reiterada mansedumbre.

1 comentario:

Paco dijo...

Hacia el oeste, siempre hacia el oeste...