miércoles, 28 de octubre de 2009


POEMA PARA UN VEINTIOCHO DE OCTUBRE



Viene el tiempo, sumiso, a postrarse
nuevamente a mis pies,
y, de nuevo, se aleja con ese aire
de lúgubre animal acometido,
entristecida sombra sin presencia
cuyo paso humillado
rebela cuanta luz manó de las heridas
hasta hacer de la piel adelgazada
este tenue cristal que al mundo transparenta.

Ya no encuentro quien lama hoy mi mano
ni mi pura inocencia acompañe
en esta travesía
que ha de ser solo dulce ofrecimiento.




6 comentarios:

Marina Zaga dijo...

Ya no encuentro quien lama hoy mi mano ni mi pura inocencia acompañe
en esta travesía que ha de ser solo dulce ofrecimiento.

Ahora tu mano es estrechada y la inocencia de ese nene perdura en tu mirada, en tu alma, el tiempo, el recuerdo y la sabiduría que conllevan son tus eternos cómplices-compañeros... no queda más, no hay más sólo el dar, el darse... a ti mismo, al otro, a la vida...

Brindo contigo por este año más de darte, salud!

Marina Zaga dijo...

Ya no encuentro quien lama hoy mi mano ni mi pura inocencia acompañe
en esta travesía que ha de ser solo dulce ofrecimiento.

Ahora tu mano es estrechada y la inocencia de ese nene perdura en tu mirada, en tu alma, el tiempo, el recuerdo y la sabiduría que conllevan son tus eternos cómplices-compañeros... no queda más, no hay más sólo el dar, el darse... a ti mismo, al otro, a la vida...

Brindo contigo por este año más de darte, salud!

Andrei Rublev dijo...

Brindemos, pues, por la inocencia, por la pureza, por ofrecerse como dádiva...

- Inés y Yo - dijo...

Diez días más tarde la vida me citaba en el mismo punto. Brindemos pues por todas las apuestas vitales..

Un beso

Andrei Rublev dijo...

Que sean diez días, un segundo o un par de milenios... el caso es que todo tiene lugar en su justo momento, en su lugar exacto. ¿Quién sabe por qué?
Saludos.

Ula dijo...

El poema ha tocado en buen punto. Gran amante de la poesía y sufridora ultimamente de una gran derrota, la más grande de su vida.
Unido todo esto a los comentarios, la hace recapacitar en su afán de no ser tan inocente, no tener esa pureza de espíritu,no ofrecerse siempre.
Así que, agradece los caminos que la han traido hoy hasta aquí y sigue erre que erre. Además no cree que pudiera ya cambiar.
Un saludo.