jueves, 26 de abril de 2012

REINO







Hubiera preferido haber dispuesto
de otra bien diferente sensibilidad,
la cautela anterior a toda hazaña, 
limpio el ánimo de cualquier excusa,
la frente siempre bien alta, y sólida
la fe, inquebrantable su fulgor
mediante el cual la vida se sabe única,
imprescindible sólo en su alegría,
y en su dolor querida por los héroes,
entregados a un bien que los supera.
Con todo, sé, al menos, de cuanto no dispongo;
en mi orfandad, dejarme conquistar
por un reino sin armas ni oropel,
cuya triste verdad es un rescoldo
que apaga su calor contra mi nada.


1 comentario:

Mayte Llera (Dalianegra) dijo...

Esa orfandad es, precisamente, la que te hace humano. Es nuestra miseria más íntima, la más recalcitrante, la que el pudor nos impide reconocer, la que nos une a la tierra. Pues es en la imperfección donde reside la verdadera razón de la existencia.

Profundo y bello poema, además de revelador. Mis felicitaciones.