sábado, 8 de febrero de 2014

OPINIONES



«Tratadas en el reino de la arbitrariedad,
las opiniones tienden a convertirse
en obstinaciones»
("Tantos tontos tópicos", Aurelio Arteta,
Ariel, 2012)

No me parece que el empecinamiento en determinadas posiciones tenga más que ver con la ignorancia o el carácter acérrimo del opinador que con el no sé si definitivo naufragio de la razón como baluarte necesario en cualquier indagación que merezca la pena. Los oídos han terminado por acostumbrarse a la música de esa adulación que consiste en repetir que cada uno es lo importante —lo único importante— por lo que tiene de singular e irrepetible. Cada uno, en el centro de su propio acontecer, que no es otra cosa que su interioridad intransferible. De ahí el protagonismo exclusivo de los sentimientos y del íntimo parecer, cambiante a gusto de quien lo ostenta, y peligroso por su naturaleza domesticable y la fácil apariencia de verdad con fundamento.


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